La Editorial Sirio, con sede en Málaga, edita uno de esos libros considerados fundamentales para la defensa del vegetarianismo. Dado el rigor de su planteamiento, fundado sobre estudios experimentales que a lo largo de 40 años ha llevado a cabo el doctor T. Colin Campbell, no estamos ante una sucesión de opiniones más o menos bien intencionadas ni de prejuicios de un signo u otro, sino ante un trabajo científico dentro del terreno de la Dietética y la Nutrición como disciplinas de la Medicina. Campbell es hijo de granjeros y se ha criado en un entorno en el que los filetes, la leche y los huevos son la base de cada comida, pero a partir de sus estudios avanzados sobre el desarrollo del cáncer en relación con la nutrición, primero con ratas y ratones, luego en una serie de correlaciones estadísticas entre grupos de población china, hábitos alimentarios y enfermedades, llegó a comprender que la dieta vegetariana (y mejor aún la vegana) no sólo es natural para el hombre (echando por tierra el tópico de que "hay que comer de todo") sino que es mucho más saludable, aparte de más ecológica y compasiva con los animales.
Sus primeras investigaciones relacionaron el nacimiento, el desarrollo y la contención de los tumores (especialmente de hígado) con una dieta basada en proteínas. Suministrando a una población de ratas aflatoxina, una sustancia cancerígena, y formando grupos a los que se proporcionaban dietas basadas en distintas proporciones de caseína (conjunto de aminoácidos compuesto principalmente de proteína cuando procede, como era el caso, de la leche de vaca), se pudo comprobar que los individuos que se alimentaron a diario con mayores proporciones de proteínas (hasta el 20% de la dieta, algo muy frecuente en la alimentación americana), estaban predispuestos a verse atacados por el tumor y lo desarrollaban en un 100% de los casos, mientras que los grupos con menor incidencia en su dieta de la proteína animal, en proporción del 5% sobre el total de la ingesta, no llegaron a desarrollarlo y mostraron un buen estado de salud. Cuando se cambió la proteína animal por proteínas vegetales no sólo no se mantenían los resultados, sino que éstas (en concreto, el gluten de trigo y la soja) no favorecieron el desarrollo del cáncer ni siquiera con niveles superiores al 20% de la ingesta diaria. Finalmente, en nuevos estudios con individuos ya infestados se pudo comprobar que los nutrientes de origen animal aumentaban el desarrollo de los tumores, mientras que los de origen vegetal reducían su evolución.
Según Campbell, la forma de sintetizar las proteínas de las ratas y sus necesidades proteínicas son muy similares a las del ser humano; pero era preciso un estudio directo sobre la población humana, y eso es lo que pudo llevar a cabo a partir de 1980 en el más ampllio trabajo que alguna vez haya correlacionado a lo largo de décadas factores como dieta, hábitos de vida y enfermedades en humanos: "El Estudio de China".
Los beneficios de una dieta vegetariana son mucho más diversos y valiosos que cualquier fármaco o cirugía empleados en la práctica médica.
Ver AQUÍ el primer spot publicitario en español y dirigido a la población latina de Estados Unidos para apoyar el vegetarianismo. Promocionado por el Physicians Committee for Responsible Medicine (PCRM).
T. Colin Campbell
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