El criado me dio el abrigo y el sombrero y, borracho de satisfacción, salí a la calle, donde ya se había hecho de noche. "Una tarde deliciosa", pensé, "con una gente de lo más simpática. Les impresionaron mis comentarios sobre finanzas y filosofía, y cómo se rieron cuando imité el chillido de un cerdo",
Pero poco después musitaba "Dios, es horrible, me quiero morir".
Logan Pearsall Smith: Todas las trivialidades. Oviedo: Trabe, 2010, pág. 53.
2 comentarios:
No recuerdo la fuente, "el instinto de conversación es, a veces, superior al instinto de conservación"
Muy bueno. Pero habría que cambiar el "a veces" por un "siempre" ;)
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