Un ingenio persa colocó el paraíso, habitación de la primera
pareja, en el cielo; un jardín lleno de árboles frutales que tenían la virtud
de que sus frutos, una vez asimilados por el hombre, no dejaban residuo alguno
porque se evaporaba misteriosamente: sólo había un árbol, en medio del jardín,
cuyo fruto, muy atractivo, no tenía esa virtud. Nuestros primeros padres
comieron de ese árbol, a pesar de la prohibición; así que no hubo más remedio,
para que no ensuciaran el cielo, que un ángel les enseñara, allá a lo lejos, la
tierra, con las palabras: “He ahí el común de todo el universo”, y los condujo
allí para que hicieran su necesidad, volviendo después al cielo. De ese producto
salió el género humano.
Immanuel Kant (1794):
“El fin de todas las cosas”, nota 2
Immanuel Kant (1724-1804) |
* * * * * * *
Me despertaba por las mañanas y me cabreaba tener que levantarme. Me cabreaba tener que lavarme la cara e ir al servicio, me cabreaba vestirme, me cabreaba tener que meditar. No tiene importancia. La rabia sale; pero es rabia vieja. No tiene que ver con hoy. Está en algún lugar de nuestras vidas. En el zen cuentan una historia: si tienes un trocito de mierda en la nariz, la hueles vayas donde vayas. "Qué peste... Esto apesta, cocinar apesta, todo apesta. Todo está mal". Entonces, lo que dicen es: "Lávate la cara".
Edward Espe Brown
HOW TO COOK YOUR LIFE (2007)
Dir.: Doris Dörrie
No hay comentarios:
Publicar un comentario