La
metáfora que describe la versatilidad de un actor del cine mudo, Lon
Chaney, "el hombre de las mil caras", le viene ni pintada al arte de
Shakespeare. Los primeros defensores de su teatro (Johnson, Schlegel,
Hazlitt) hablan a este respecto de "caracteres", destacando que en las
obras de Shakespeare encontramos perfectamente presentadas no sólo las
más diversas caras o modos de ser humanos, sino el surgir de las
pasiones y las modificaciones del temple a causa de las circunstancias.
Shakespeare es un tesoro para los psicólogos, o debería serlo, porque para mostrar la ingratitud y la locura basta con dar a leer El Rey Lear, para el tormento y la duda, Hamlet, para los celos nada mejor que Otelo, la crueldad nunca ha sido más descarnada que en Macbeth, la traición y la hipocresía es moneda corriente en las tragedias de corte, y el primer amor tiene dos nombres, Romeo y Julieta.
Leer a Shakespeare es además una experiencia estética sin igual, por su lenguaje, sus mil ocurrencias ingeniosas y aforísticas, por el ritmo de sus obras. No tiene parangón porque es la referencia con la que medimos a los demás.
Como lectura recomendada, se puede empezar ya en 4º de ESO, quizás con Romeo y Julieta, o con alguna de las divertidas comedias (Mucho ruido por nada, El sueño de una noche de verano...), en ocasiones bien llevadas al cine; en 1º de Bachillerato puede leerse cualquiera de las grandes tragedias, si es posible, en las magníficas traducciones de Ángel Luis Pujante.
Shakespeare es un tesoro para los psicólogos, o debería serlo, porque para mostrar la ingratitud y la locura basta con dar a leer El Rey Lear, para el tormento y la duda, Hamlet, para los celos nada mejor que Otelo, la crueldad nunca ha sido más descarnada que en Macbeth, la traición y la hipocresía es moneda corriente en las tragedias de corte, y el primer amor tiene dos nombres, Romeo y Julieta.
Leer a Shakespeare es además una experiencia estética sin igual, por su lenguaje, sus mil ocurrencias ingeniosas y aforísticas, por el ritmo de sus obras. No tiene parangón porque es la referencia con la que medimos a los demás.
Como lectura recomendada, se puede empezar ya en 4º de ESO, quizás con Romeo y Julieta, o con alguna de las divertidas comedias (Mucho ruido por nada, El sueño de una noche de verano...), en ocasiones bien llevadas al cine; en 1º de Bachillerato puede leerse cualquiera de las grandes tragedias, si es posible, en las magníficas traducciones de Ángel Luis Pujante.
Como
complemento, nadie debería dejar de ver la película Shakespeare in Love
(1998), estupenda recreación de la época (los teatros isabelinos, por
ejemplo), el contexto del autor (muy graciosas las apariciones de
Christopher Marlowe y el joven John Webster) o los actores. Se fantasea
además sobre un imaginario origen de la obra Romeo y Julieta. Es
encantadora, pero debe aclararse que de la vida del verdadero
Shakespeare no sabemos casi nada y seguramente no sería tan aventurera
ni emocionante como se muestra aquí.
4 comentarios:
Debo felicitarle por su blog, al que a partir de ahora me suscribiré. En relación a Shakespeare, no hace mucho que vimos en casa "Mucho ruido y pocas nueces", la adaptación de Kenneth Branagh. Nos gustó mucho allá por 1994 y no la había vuelto a ver, así que me temía lo peor. Pero sigue resultando fresca, muy entretenida y recomendable. Emma Thompson se los merienda a todos con su interpretación, por cierto.
Y definitivamente Shakespeare fue el escritor total: desde la tragedia griega a la screwball comedy.
Reverencias.
De esa versión de cine recuerdo también la gran interpretación de Denzel Washington, y el acierto del casting en general.
Le agradezco su comentario.
Un saludo.
...si obviamos lo curioso que resulta que el rey de Navarra sea afroamericano
Afroamericano y con dentadura blanqueada, jaja.
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