Un joven estudiante de mi Instituto Latinoamericano de la Universidad Libre de Berlín se acercó para hablarme de sí mismo, esperando de mí una palabra. Desde siempre, me dijo, él nunca había tenido una relación afectuosa con sus padres. Sólo su abuelo había llegado a convertirse para él en un paradigma afectivo: con él jugó en el campo, él estuvo a su lado en los momentos de incertidumbre de la niñez y la adolescencia, sólo él le contaba una historia antes de dormirse. Unos días antes, su abuelo había muerto y él lo había acompañado -solo- al cementerio. Al volver a casa comenzó a ordenar las cosas y papeles del abuelo. Entre ellos encontró el diario y leyó con horror que su abuelo había sido miembro de las SS, que había participado en el asesinato de niños judíos y, lo que era ciertamente peor, que había muerto con la convicción de haber actuado bien.
Víctor Farías: "Prólogo" a Heidegger y el nazismo. Barcelona: Muchnik, 1989
La película de Costa Gavras plantea una trama parecida |
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