El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

BÚSQUEDA EN EL BLOG

viernes, 1 de junio de 2012

El inquietante Robert Aickman (2)

     Si una impresión se repite al leer los cuentos de Aickman es que no hay futuro para el humano deseo de amar y ser amado. La muchacha que, en "Hand in Glove" (1979), se decide a romper con su novio termina encontrándolo en forma de pesadilla ligado a un paraje maldito y fantasmal, con una iglesia que alberga algo innombrable, un funeral y una guardiana de objetos perdidos que actúan como imanes que obligan a volver a sus dueñas para someterse a la única manera de arreglar un corazón destrozado: amar / ser amado; pero, si no, matar / ser matado.
   En uno de sus primeros relatos, “Ringing the Changes” (1955), un matrimonio con edades muy dispares, ella muy joven, él ya mayor, elige para su luna de miel un pueblo casi perdido en la costa. Desde que llegan están escuchando el tañido de las campanas, ensordecedor y opresivo. En el hotel están prácticamente solos. Salen en busca del mar y no lo encuentran, sólo perciben un olor nauseabundo. Regresan al hotel. Un inquilino, el comandante Shotcroft, advierte al marido de que el repicar de las campanas tiene como objetivo despabilar a los muertos, así que les aconseja marcharse. La joven esposa no parece molesta por el ruido, no quiere irse. Después de la cena suben a su habitación y empieza el alboroto, la gente grita que los muertos han despertado y una masa entra en el hotel bailando, destrozándolo todo a su paso. Suben hasta la habitación del matrimonio y el marido no puede impedir que se lleven a su esposa; más tarde la encuentra en los bajos del hotel, con el camisón desgarrado. Shotcroft le reprocha no haber sido más enérgico. A la mañana siguiente se marchan, completamente destruidos.
     El más famoso de sus cuentos es "The Swords" (1969). Un joven viajante de comercio asediado por el despertar del deseo recala en un pueblo en el que descubre una feria descabalada, y en ella un siniestro espectáculo: una atractiva joven se somete a una más que simbólica ceremonia por parte del público masculino: le clavan espadas en el cuerpo y luego se despiden con un beso. Nuestro adolescente huye; pero ya va marcado por la escena. Al día siguiente encuentra a la chica con su protector, y se le ofrece la posibilidad de un espectáculo privado. Será su iniciación sexual, tan terrible como pueda uno imaginarse. 

"La mano en el guante", en Edward L. Ferman y Anne Jordan (eds.): Horror 5. Barcelona: Martínez Roca, 1989, 254-277.
"Campanas y metamorfosis", en José A. Llorens (ed.): Narraciones terroríficas. Antología de cuentos de misterio. Séptima selección. Barcelona: Acervo, 1966, pp. 145-180.
 "Las espadas", en Hartwell, David G. (ed.): El Gran Libro del Terror. Barcelona: Martínez Roca, 1989, pp. 154-172


No hay comentarios: