El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

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sábado, 20 de abril de 2013

Malo para comer


Las poblaciones que se alimentan con lo que podría denominarse una dieta occidental (que normalmente se define como una dieta consistente en muchísimos alimentos procesados y muchísima carne, muchísimos azúcares y grasas añadidos, muchísimos cereales refinados, muchísimo de absolutamente todo menos verdura, fruta y cereales integrales) presentan siempre altos índices de lo que podríamos denominar enfermedades occidentales: obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y cáncer. Casi toda la obesidad y la diabetes tipo 2, el 80 por ciento de las enfermedades cardiovasculares y más de una tercera parte de todos los cánceres pueden relacionarse con esta dieta. En Estados Unidos, cuatro de las diez principales causas de mortalidad son enfermedades crónicas vinculadas a ella. La ciencia de la nutrición no admite discusión acerca de ese vínculo; la preocupación de los expertos es más bien la de identificar, de entre todos los nutrientes de la dieta occidental, cuál es el culpable, el que podría ser responsable de todas esas enfermedades crónicas. ¿Son las grasas saturadas o los carbohidratos refinados? ¿Quizá la falta de fibra, las grasas trans, los ácidos grasos omega-6...? ¿Qué? Lo mismo da. El caso es que, aunque no seamos científicos, ya sabemos todo lo que necesitamos saber para ponerle remedio: el problema, por los motivos que sea, es ese tipo de dieta en concreto.
 
[Michael Pollan: Saber comer. 64 reglas básicas para aprender a comer bien. Madrid: Debate, 2012, pág. 11]
 
Michael Pollan

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por que lo malo para comer es lo más bueno para el paladar?

benariasg dijo...

Pues no estoy de acuerdo. Es cuestión de hábitos. El paladar se mueve en una horquilla muy amplia de sabores intermedios entre extremos naturales (lo que nos repele y nos atrae), son sabores adquiridos y por tanto educables. Renunciar a algunos ingredientes o formas de cocinar no nos deja sin alternativas agradables y hasta deliciosas. Nadamos en la abundancia.

Elvira S dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo, benariasg. Solo es cuestión de adaptarse a una manera de comer más saludable para tener mayor calidad de vida.