En un discurso de homenaje al crítico alemán Alfred Kerr, con motivo de su sesenta cumpleaños, Musil describe el rasgo principal de los escritos de éste y adelanta la esencia de los suyos propios, pero al mismo tiempo anuncia la vía de la Brevedad que más tarde Italo Calvino y miles de autores de blogs y webs hacen suya en la actualidad.
Alfred Kerr solía elaborar sus críticas de teatro en bloques de texto con una cifra romana encima. Para Musil es una forma de aplicar el taylorismo a la literatura: cortos periodos aprovechados eficazmente y pausas para descansar. En el fondo subyace la idea de que "se puede decir más en cuatro capítulos, libros, estrofas, observaciones o actos que en un todo ininterrumpido de igual magnitud". Podríamos decir a riesgo de parecer ilógicos que aquí la suma de las partes es mayor que el todo. Es la convicción que subyace en los autores de fragmentos, aforismos y ensayos breves, esos que hacen suya "una forma aforística de escritura" y acaban proponiendo "un todo compuesto de fragmentos".
Esta "forma fragmentaria y aforística" la hemos encontrado en el mentor filosófico de Musil, Nietzsche; pero él mismo, y a pesar de sus esfuerzos, tendrá que aceptar que su novela está no condenada sino destinada al estado fragmentario. Cientos de capítulos, de esbozos, varios borradores de cada capítulo, opciones contradictorias, páginas guardadas durante lustros, y una trama cada vez menos resoluble salvo por dejación. Eso sí, tal vez por ello se trata de una novela palpitante, donde el artificio racional logra esculpir algunas de las vidas más reales y visibles que nos ha dado el siglo XX.
Referencias:
Robert Musil: "A Kerr, en su sesenta cumpleaños [22 de Diciembre de 1927]", en Ensayos y conferencias. Madrid: Visor / La Balsa de la Medusa, 1992, págs. 200-201.
Günther Blöcker: "Robert Musil". en Líneas y perfiles de la literatura moderna. Madrid: Guadarrama, 1969, págs. 308-317.
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