Examinemos si nuestras opiniones, nuestras maneras de pensar, nuestros juicios, no están influidos por nuestros intereses, nuestra profesión, nuestra situación, incluso nuestros gustos. Busquemos cómo pensaríamos si, siendo médicos, por ejemplo, fuéramos comerciantes, empleados, obreros o directores de una fábrica. De esta manera, tendremos la oportunidad de alcanzar una media inteligente.
Pero la media es odiosa puesto que = mediocridad.
Paul Léautaud: Palabras efímeras. Barcelona: Versal, 1989, pág. 52.
Paul Léautaud en 1952, por Cartier-Bresson |
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