El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

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miércoles, 17 de abril de 2013

En busca del fuego

   Basada en una novela de J.-H. Rosny (aîné) (1856-1940) publicada entre 1909 y 1911 en folletín, pero actualizada por Desmond Morris en el contenido antropológico y por Anthony Burgess en el lingüístico, En busca del fuego (La guerre du feu, 1981) dirigida por Jean-Jacques Annaud, es una estupenda introducción al estudio de la antropogénesis. Es verdad que contiene algunas libertades hoy descartadas por la paleontología; pero las compensa con imaginación y un talento narrativo fuera de lo común.
   La historia transcurre hace 80.000 años, posiblemente en África, y narra la historia de un clan de neandertales que pierde el fuego (pueden conservarlo pero no crearlo) después de un ataque de homínidos presuntamente erectus, aunque no están bien caracterizados a tenor de los datos actuales. La búsqueda del fuego por parte del trío protagonista conlleva toda una serie de peligros y descubrimientos extraordinarios, con la fauna (tigres sable y mamuts), con otro clan de neandertales antropófagos, y sobre todo con una mujer sapiens que va a revolucionar sus costumbres. El contacto con la tribu de homo sapiens más evolucionados (asentamientos, dominio del fuego, armas sofisticadas, arte y abalorios, costumbres festivas, cohesión de grupo, lenguaje y sexualidad) hará evolucionar al clan neandertal de una generación a otra un equivalente a muchos miles de años. Se introduce así la idea tan actual de los procesos de evolución neo-lamarckianos (culturales) y una hipótesis arriesgada entonces que ahora toma visos de verosimilitud: la posibilidad de descendencia entre neandertales y sapiens.
   La película es además muy divertida, está admirablemente interpretada y dirigida, la música es envolvente y misteriosa, la trama se sigue sin esfuerzo, nos hace reír y emocionarnos con las aventuras de este grupo de salvajes tan humanos.


2 comentarios:

José Miguel García de Fórmica-Corsi dijo...

Por cierto, que en esta película debutó en el cine el actor Ron Perlman, cuyo imponente físico (hay que recordar; es Hellboy, o el monje-monstruo de "El nombre de la rosa" o el gigante One de "La ciudad de los niños perdidos") no debería ocultar que es un intérprete excelente.

Hace muchos años que vi esta película y apenas recuerdo nada de ello. Tengo que revisarla.

benariasg dijo...

Ron Perlman es de los mejores, muy convincente, pero es que todos, hasta los secundarios, están estupendos, y no deben ser papeles fáciles. Yo destacaría a la chica sapiens (Rae Dawn Chong): actuar con esa candidez tan expresiva, estando completamente desnuda, tuvo que ser muy complicado.
En TU BLOG ya destacas la característica tal vez más loable del director Annaud, la sencillez. Estoy de acuerdo, y por cierto que la tiene en alto grado en otra suya que me encanta, El oso.