Se dirigían hacia…, sí; ¿por qué no?…, hacia un inmenso castillo en cuya fachada podía leerse: “A nadie pertenezco y soy de todo el mundo. Antes de entrar ya estabais aquí, y seguiréis aquí cuando salgáis”.
— ¿Entraron en ese castillo?
— No, ya que, o la inscripción miente o ya estaban allí antes de entrar.
— ¿Salieron al menos?
— No, ya que, o bien la inscripción miente o allí siguieron después de salir.
Denis Diderot: Jacques el fatalista (1773)
Denis Diderot (1713-1784) |
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