Lewis Carroll es el seudónimo de Charles
Lutwidge Dodgson (1832–1898), sacerdote anglicano, lógico, matemático,
fotógrafo y autor de uno de los libros más fascinantes de la historia de
la literatura: Alice's Adventures in Wonderland (1865). Puede
que los niños sigan leyendo esta obra como la maravillosa aventura
fantástica que es; pero caben otras lecturas, a distintas edades, como
muestran por ejemplo las variadas ediciones del libro (el matemático
Martin Gardner es autor de una edición anotada) y de adaptaciones
cinematográficas (muy reciente, la de Tim Burton). A los estudiosos de
Lógica o de Filosofía del Lenguaje les fascina este libro, que al fin y
al cabo es obra de un especialista en Lógica y Matemática, con ensayos
que sorprendieron a la reina Victoria desagradablemente cuando tras leer
Alicia pidió todo lo que había escrito el autor y le hicieron
llegar sus obras especilizadas. Supongamos por tanto dos niveles de
lectura: uno primero para disfrutar como siempre de las aventuras de
Alicia en el ilógico mundo "de las maravillas", un segundo para aclarar
los chistes, como sugiere Gardner, porque ningún chiste es divertido si
no lo entendemos. Y Alicia está lleno de juegos de palabras. La
aclaración que hemos de proporcionar es puramente lingüística y consiste
casi siempre en desvelar el uso polisémico de las palabras o el abuso
del sentido literal de éstas. Un ejemplo muy breve, al final del libro.
"Leed, pues, ese verso", concedió el Rey.
El Conejo Blanco se caló las gafas: "¿Por dónde place a Vuestra Majestad que empiece?", preguntó.
"Comenzad por el principio", indicó gravemente el Rey, " y continuad hasta llegar al fin; entonces, parad " .
Vemos aquí que una simple pregunta acerca de dónde empezar la lectura se contesta con una retórica y estúpida lección del procedimiento general de la lectura. ¿Puro sinsentido? Sí, pero también crítica al pomposo ejercicio del poder, que a menudo no sabe ofrecer más que una serie de jactanciosas tautologías.
Lectura recomendada en Primero de Bachillerato como complemento de las clases de Lógica, se ha de usar la traducción de Jaime de Ojeda, con muy buenas notas aclaratorias y con las ilustraciones de John Tenniel. El trabajo consiste en un breve resumen del argumento en el que se enmarca la transcripción y explicación de los juegos de palabras más significativos que aparecen en el texto, se puede añadir una valoración final del libro, pero el grueso del trabajo es de carácter lógico-lingüístico.
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