IMANUEL EHRENHARDT
Comencé con las lecciones de Sir William Hamilton.
Pasé luego a estudiar a Dugald Stewart;
y, después, a John Locke sobre el Entendimiento,
y luego a Descartes, Fichte y Schelling,
Kant y Schopenhauer...
Los libros me los prestaba el viejo Juez Somers.
Los leí todos con exaltada atencíón,
en la esperanza de que me estuviera reservado a mí
el agarrar del rabo al último secreto
y sacarlo de su agujero.
Mi alma se elevó a diez mil kilómetros,
pero sólo conseguí ver la luna un poco más grande.
Luego volví a caer, ¡y qué contento me sentí con la tierra!
Fue gracias al alma de William Jones,
que me mostró una carta de John Muir*.
* * *
WILLIAM JONES
De vez en cuando, una extraña hierba desconocida para mí
que me exigía buscarle un nombre en mis libros;
de vez en cuando, una carta de Yeomans.
En las conchas de mejillones recogidas en la orilla,
a veces una perla brillante como la ruda en la pradera;
y luego una carta de Tyndall, desde Inglaterra,
con el matasellos de recibida en Spoon River.
Yo, amante de la naturaleza y amado por mi amor a ella,
sostenía tales conversaciones a distancia con los grandes
que la conocían mejor que yo.
Pero no es que nosotros seamos más pequeños o más grandes,
al hacerla a ella lo más grande, nos premia
con placeres más intensos.
Edgar Lee Masters: Antología de Spoon River (edición de Jesús López Pacheco). Madrid: Cátedra, 1993, págs. 290 y 293.
Edgar Lee Masters (1869-1950) |
[* John Muir: naturalista estadounidense al que se debe la política conservacionista que ha dado lugar a los parques nacionales]
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