Cuando nació Afrodita, los dioses celebraron un banquete y, entre otros,
estaba también Poros*, el hijo de Metis. Después que terminaron de comer, vino a
mendigar Penía*, como era de esperar en una ocasión festiva, y estaba cerca de
la puerta. Mientras, Poros, embriagado de néctar –pues aún no había vino–,
entró en el jardín de Zeus y, entorpecido por la embriaguez, se durmió.
Entonces Penía, maquinando, impulsada por su carencia de recursos, hacerse un
hijo de Poros, se acuesta a su lado y concibió a Eros. Por esta razón,
precisamente, es Eros también acompañante y escudero de Afrodita, al ser
engendrado en la fiesta del nacimiento de la Diosa y al ser, a la vez, por
naturaleza un amante de lo bello, dado que también Afrodita es bella. Siendo
hijo, pues, de Poros y Penía, Eros se ha quedado con las siguientes
características. En primer lugar, es siempre pobre, y lejos de ser delicado y
bello, como cree la mayoría, es más bien duro y seco, descalzo y sin casa,
duerme siempre en el suelo y descubierto, se acuesta a la intemperie en las
puertas y al borde de los caminos, compañero siempre inseparable de la
indigencia por tener la naturaleza de su madre. Pero, por otra parte, de
acuerdo a la naturaleza de su padre, está al acecho de lo bello y de lo bueno;
es valiente, audaz y activo, hábil cazador, siempre urdiendo alguna trama,
ávido de sabiduría y rico en recursos, un amante del conocimiento a lo largo de
toda su vida, un formidable mago, hechicero y sofista. No es por naturaleza ni inmortal
ni mortal, sino que en el mismo día unas veces florece y vive, cuando está en
la abundancia, y otras muere, pero recobra la vida de nuevo gracias a la
naturaleza de su padre. Mas lo que consigue siempre se le escapa, de suerte que
Eros nunca ni está falto de recursos ni es rico, y está, además, en el medio de
la sabiduría y la ignorancia.
Banquete, 203b - 203e
(*) Penía es, evidentemente, la personificación de la Pobreza (...). Poros no es la personificación de su contrario, ya que éste es Pluto. De acuerdo con su etimología (...) podría equivaler al español Recurso. (N. del T.: M. Martínez Hernández)
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