Frontispicios de William Hogarth para una edición de 1797 del Tristram Shandy |
Como sabemos, Tristram Shandy empleó dos años en escribir la crónica de los dos primeros días de su vida, y se lamentó de que, en esa proporción, el material se acumularía más rápidamente de lo que él pudiese despacharlo, de forma que, a medida que pasaran los años, se hallaría cada vez más lejos del fin de su historia. Ahora bien, yo sostengo que, si él hubiera vivido eternamente y no se hubiese cansado de su tarea, en este caso, aunque su vida continuase tan pródiga en acontecimientos como empezó, ninguna parte de su biografía hubiese quedado sin escribir. Pues, considérese: el día ciento lo escribirá en el año ciento, el día mil en el año mil, y así sucesivamente. Cualquiera que sea el día que elijamos tan distante que no tenga esperanza de alcanzarlo, ese día será descrito en el año correspondiente. Así, pues, cualquier día que pueda decirse será escrito más pronto o más tarde y, por tanto, ninguna parte de la biografía quedará nunca sin escribir. Esta proposición paradójica, pero perfectamente verdadera, depende del hecho de que el número de días en la eternidad no es mayor que el número de años.
Bertrand Russell: Misticismo y Lógica y otros ensayos, en Obras Completas II: Ciencia y Filosofía. Madrid: Aguilar, 1973, pág. 967.
The Life and Opinions of Tristram Shandy, Gentleman (1759-1767) ill. Brian Robs |
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