El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

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miércoles, 9 de octubre de 2013

Contexto histórico-cultural y filosófico de Platón




Contexto histórico-cultural.
   El contexto histórico-cultural de Platón (427-347 a. C.) está marcado por una serie de sucesos decisivos en los siglos V y IV a. C., y por una ciudad, la polis de Atenas. Recordemos algunos de estos sucesos:
   Las guerras médicas a principios del siglo V a. C. enfrentaron a los griegos contra el invasor persa, y explican en parte el auge posterior del demos en la política, el mismo pueblo que ha contribuido como integrante del ejército a preservar la independencia de la confederación griega.
   La implantación de la democracia en la polis ateniense es posible gracias a las antiguas reformas de Solón y a las nuevas de Pericles (495-429 a. C.), siendo este último su principal inspirador, al frente del ejército y del gobierno de Atenas desde el año 461 y hasta su muerte, cargos para los que fue reelegido anualmente por el pueblo. Los rasgos principales de esta democracia de tipo directo es que todos los ciudadanos (unos 60.000, ya que serán tales únicamente los varones, libres, con tres generaciones de atenienses en su familia y mayores de veinte años) pueden participar directamente en la toma de decisiones en el ágora, derecho que se conoce como isegoría, y que ha de relacionarse con la isonomía o igualdad ante la ley.
   Este es el momento del esplendor ateniense en todos los aspectos culturales: la arquitectura de la Acrópolis (construida entre el 447 y el 438), la escultura de Fidias, el auge de la tragedia con Esquilo, Sófocles y Eurípides, así como las comedias de Aristófanes. La Historia, que tuvo un brillante comienzo con la obra de Herodoto, encuentra continuación como disciplina en la magnífica obra de Tucídides que narra la Guerra del Peloponeso, conjunto de batallas y asedios en la que se enfrentan las polis de Atenas y Esparta por la hegemonía en la Hélade, y que marca la segunda parte del siglo (del 431 al 404 a. C.), así como la posterior decadencia ateniense.
   El gobierno de los treinta tiranos impuesto por Esparta tras su victoria en la guerra, y ya en vida de Platón, se caracteriza por encarnar la corrupción política contra la que el filósofo esgrimirá las armas de la filosofía. La restauración de la democracia en el 399 a. C., seguida de inmediato por la condena a muerte de Sócrates es un suceso que impacta a su mejor alumno, ya que le hace desconfiar del gobierno del pueblo y proponer la figura del sabio o del filósofo como única fuente segura del gobierno justo. De hecho, los viajes de Platón a Siracusa en la Magna Grecia (hasta tres veces, en el 387, el 367 y el 361 a. C.) pretendían únicamente influir para que su ideal de gobierno filosófico pudiera llevarse a la realidad, y aun siendo infructuosos delatan aún más ese empeño teniendo en cuenta los peligros y humillaciones que le ocasionaron. Por otro lado, la fundación de la Academia después de su primer viaje a Siracusa, a la que dedica gran parte de sus esfuerzos, demuestra el interés por la educación y la difusión de sus ideas como vía de influencia moral y política.

Contexto filosófico.
    En la obra de Platón y en su época influyen de un modo decisivo el pensamiento de Heráclito (544-484 a. C.), de quien toma la idea de un mundo sensible en perpetuo cambio como el fuego, así como la de un lógos oculto en la razón humana y en la misma naturaleza. De Parménides (540-470 a. C.) toma la distinción de dos vías para el pensamiento, una para la verdad y otra de simple opinión, que se corresponden con la distinción platónica entre Mundo Inteligible y Mundo Sensible. De Pitágoras (570-496 a. C.) y los pitagóricos contemporáneos toma elementos del culto órfico y su idea del alma, así como la importancia de las matemáticas para el conocimiento. A los muy criticados sofistas, relativistas y escépticos, los tendrá por maestros de persuasión, pero no de auténtico saber, tal y como pudo aprender de su maestro Sócrates y sus frecuentes discusiones con ellos. Con Sócrates son tantas las conexiones que necesariamente hay que ser breve: el método dialéctico enfocado a la búsqueda de ideas universales alcanzará la madurez precisamente en los diálogos platónicos, y la ética platónica es una radicalización de los principios socráticos.
   Toda la obra conocida de Platón está compuesta por “Diálogos”, es decir, ensayos basados en el diálogo entre contertulios en que uno de ellos, normalmente representado por la voz de Sócrates, enuncia las ideas del propio Platón. La estructura del diálogo indica la influencia de su maestro Sócrates, y la importancia concedida a la dialéctica: proceso de investigación y descubrimiento basado en la confrontación de ideas, incluso en este sentido da nombre a la ciencia primera y fundamental que se basa en la facultad intelectiva.
   Se han perdido las obras para uso interno de la Academia, aunque se sabe que sus conferencias y apuntes fueron abundantes. Se conserva afortunadamente su obra exotérica destinada al público general. Estos diálogos se pueden clasificar como sigue:
Diálogos socráticos o de juventud (399-389 a. C.) En estos diálogos se reproduce con bastante fidelidad la enseñanza de Sócrates. El tema suele ser la virtud. Sócrates emplea su método para intentar llegar a una definición particular de alguna excelencia y en línea con su realidad histórica, no suele lograrlo. La Apología de Sócrates, que no es un diálogo, recoge el discurso de defensa de Sócrates ante el tribunal que lo condenará a muerte. En el Critón, Sócrates expone los deberes cívicos y por qué se niega a escapar. Laques es un diálogo sobre el valor, Lisis sobre la amistad, Eutifrón sobre la piedad, Cármides sobre la templanza; en el Ión se describe la poesía como don divino, y en el Protágoras se plantea la posibilidad de la enseñanza de la virtud. Curiosamente, los interlocutores, el propio Protágoras y Sócrates, intercambian posiciones al final de este diálogo.
Diálogos de transición (388-385 a. C.) En ellos se percibe cómo Platón empieza a perfilar sus propias doctrinas. Sócrates sigue siendo el personaje principal, pero ahora como portavoz de ideas platónicas. Predominan los problemas políticos. Se reconoce la influencia del pitagorismo y el orfismo, y encontramos una primera formulación de la base de su filosofía. El Gorgias trata sobre la retórica y la justicia. Menón vuelve al tema de la virtud, y expone el conocimiento como reminiscencia; en el Crátilo se trata el problema de la significación de la palabras y aparece por primera vez la teoría de las ideas. Hipias Mayor es un diálogo sobre la belleza, mientras que Hipias Menor aborda la mentira y la verdad.
Diálogos de madurez (385-370 a. C.) Es el momento en que redacta Platón sus diálogos fundamentales. La teoría de las ideas es el trasfondo permanente de todos ellos. Sócrates aparece ahora confiado, seguro de poseer la verdad. En el Banquete se trata el tema del amor como amor al saber (filo-sofía). El Fedón transcurre en la cárcel. Sócrates aguarda con serenidad la muerte y dialoga sobre la inmortalidad del alma. La República recoge todos los temas del autor, y nos referimos a él más adelante. En el Fedro se vuelve a tratar del amor, la belleza y el alma, y es uno de sus diálogos más ricos y profundos.
Diálogos críticos (369-362 a. C.) Como indica el título dado, estos diálogos plantean una crítica seca y muy intelectualizada de diversos problemas; signo de ello es que desaparecen los atractivos mitos de los diálogos anteriores, salvo uno incluido en el Sofista, de tema ontológico. El Parménides es una autocrítica de la teoría de las ideas puesta en boca de un anciano Parménides ante el que Sócrates se bate en retirada. El Teeteto es una búsqueda infructuosa del conocimiento. En el Político, Platón empieza a dudar de la identificación entre el filósofo y el político.
Últimos diálogos (361-347 a. C.) Platón abandona los temas metafísicos y se interesa por la cosmología y la historia. Se mantiene una evidente influencia del pitagorismo, y en política mantiene opiniones más duras y reaccionarias. El Filebo discute el problema del placer y el bien; en el Timeo se recoge una cosmología donde se describe la formación del cosmos, en el Critias hallamos una descripción de la Atenas primitiva y del mito de la Atlántida, tal vez inventado por el propio Platón. Por fin, Las Leyes es un gran diálogo sobre la constitución de la ciudad ideal, que asusta por la rigidez e intolerancia de sus leyes.
   El texto que comentamos pertenece a uno de los diálogos más importantes, la República, redactada en el periodo de madurez de Platón. El término del título traduce el griego Politeia, es decir, “saber referido a la ciudad”. Encontramos a Sócrates conversando en El Pireo, puerto de Atenas, con Glaucón y Adimanto (hermanos de Platón) y otros personajes, ya sean seguidores de Sócrates o sofistas. El objetivo último del diálogo, una vez que se desarrollan los temas fundamentales de la justicia y el bien, es hacernos comprender cómo ha de ordenarse una sociedad ideal. La República consta de diez libros. El primero trata sobre la justicia, en los libros II-IV se discute el mito del “anillo de Giges” que hace invisible a su portador de manera que dispone de impunidad para violar la ley, por otro lado se exponen las teorías platónicas sobre la armonía del alma y la justicia; en el libro V se trata la igualdad de hombres y mujeres, se propone la comunidad de bienes y de familia para las clases superiores de la ciudad y termina presentando al filósofo como verdadero gobernante. El libro VI distingue al falso filósofo del verdadero, que tiene por objetivo el estudio del Bien en sí. El libro VII expone el famosísimo Mito de la Caverna al que pertenece el texto, y está dedicado a la educación del filósofo gobernante. Los libros VIII y IX muestran diversas formas de gobierno de la ciudad (aristocracia, timocracia, oligarquía, democracia y tiranía), sus ventajas e inconvenientes. En el último libro, el X, se narra el Mito de Er, donde se recoge lo que espera al alma después de la muerte.
   El Mito de la Caverna no sólo es un relato fascinante de gran belleza literaria y uno de los pasajes más célebres y ricos de su autor, es la síntesis de su pensamiento, y por ello una referencia imprescindible en nuestro campo, pues Platón es el que inicia buena parte de los temas por los que va a transitar la Historia de la Filosofía.