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by Max |
El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --
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lunes, 16 de octubre de 2017
viernes, 24 de febrero de 2017
miércoles, 5 de octubre de 2016
El cine francés y la filosofía
La reciente película de Mia Hansen-Love, "El porvenir" (L'Avenir, 2016) destaca aún más la buena relación del cine francés con la filosofía, la Philo, como la llaman popular y amablemente. Es una relación respetuosa y en absoluto complaciente, hasta el punto que cuando decimos de una película que es "muy francesa" nos podemos referir a esa libertad para expresar las propias opiniones, ese gusto por el diálogo y las sobremesas, la conversación con amigos y la originalidad personal, ya que en el carácter francés parecen establecidos como dignos valores el auto-estudio à la Montaigne, la reflexión metódica cartesiana y el amor de sí rousseauniano.
Por otra parte, en ninguna otra filmografía del mundo (siendo la española el polo opuesto) encuentran los filósofos, pensadores, o simples profesores, más espacio, mayor presencia. ¿En qué película encontraríamos a un tipo divagando interminablemente acerca de Pascal mientras una guapa mujer desnuda le escucha desde la cama? Pues en una de Eric Rohmer, el mismo director que en uno de sus Cuentos de las Cuatro Estaciones otorga el papel principal a una joven profesora de instituto que nos explica los "juicios sintéticos a priori" en mitad de una cena. Tal vez sea Rohmer ese tipo de director al que apuntan las flechas del arquetipo francés en el cine.
También François Truffaut, que ha tenido la osadía de filmar la memoria de Jean Itard sobre el pequeño salvaje de l'Aveyron (L'enfant sauvage, 1970), o de llevar al cine uno de los relatos más filosóficos de Henry James ("El altar de los muertos") en "La habitación verde" (1978), parece dejarse llevar por este río de cine naturalmente escorado a la reflexión y el pensamiento, algo incomprensible para su vecino hispánico (con algunas excepciones, es verdad).
Hay bastantes directores franceses representantes del cine de autor que o bien dan voz a la filosofía o se embarcan en películas filosóficas: Jean-Luc Godard en "Alphaville" (1965) o Robert Bresson en "Au Hasard Balthazar" (1966) nos dan ejemplos de cine filosófico; el canadiense Denys Arcand en prácticamente toda su filmografía da la palabra a los intelectuales; en el documental "Ce n'est qu'un debut", de Jean-Pierre Pozzi y Pierre Barougier (2010) se defiende llevar la filosofía a los primeros cursos de la enseñanza, hasta Infantil, y en una reciente de Lucas Delvaux (Pas son genre, 2014) nos encontraremos a un profe de filosofía esforzándose por mantener la relación con una chica peluquera (por cierto, una respetuosa tragicomedia, muy digna).
Pues bien, en este contexto de mutua comprensión y estímulo entre Cine y Filosofía, el film de Mia Hansen-Love retrata a una mujer de una pieza, profesora de instituto, rondando los sesenta, encarnada a la perfección por Isabelle Huppert, que ve cómo todos los apoyos y también todos los deberes que rodean su vida comienzan a caer cuando su marido la deja, su madre da muestras de perder definitivamente la cabeza, los hijos empiezan a llevar su vida fuera de la casa familiar, la editorial para la que trabaja prescinde de sus colaboraciones... Y ella, sin embargo, se va adaptando, viendo la otra cara de la situación, la libertad que de pronto empieza a disfrutar. No hay vida infeliz para quien ama los buenos libros, vive en una bonita ciudad, mantiene unas buenas relaciones con algunas personas escogidas y sobre todo reconoce que tal vez lo mejor de la vida son las ilusiones, como nos advierte la profesora con una estupenda cita de La Nueva Eloísa, y es que mientras se tienen ilusiones se está a la espera, expectante y a salvo de la decepción.
viernes, 8 de julio de 2016
El Sur
Publicada por primera vez 1985, El Sur es una novela corta que fue escrita varios años antes por Adelaida García Morales (Badajoz,
1946 - Sevilla, 2014). La autora vivió una temporada en las Alpujarras, estudió
Filosofía en Madrid y ejerció como profesora de Instituto. También llegó a trabajar como modelo y acriz. Su obra más conocida es ésta, a la que
siguieron El silencio de las sirenas (1985), La lógica del vampiro (1990), Las mujeres de Héctor (1994) y otras novelas y cuentos durante los noventa. Con el cambio de siglo, su actividad literaria prácticamente se detuvo y vivió al margen de la publicidad.


miércoles, 13 de mayo de 2015
viernes, 4 de julio de 2014
Under the Skin
Jonathan Glazer es un director inglés poco prolífico, ha dirigido aparte de algunos vídeos musicales sólo tres largos: Sexy Beast (2000), Birth (Renacimiento, 2004) y Under the Skin (2013). La primera es la más reconocida, pero no la mejor, la segunda es la menos valorada y tal vez la más interesante; pero la más filosófica es la tercera, la que protagoniza Scarlett Johansson, y que se ha hecho famosa porque sale desnuda en largas escenas de autoestudio. No es un simple reclamo, la actriz se pone en la piel de una extraterrestre con caparazón de aspecto femenino, de ahí el título, y en la película se nos cuentan las consecuencias de esta incorporación, pues llegará a comprender corporalmente (aunque sólo sea de manera parcial) al ser humano. Ella pertenece a un equipo de varios aliens camuflados cuyo objetivo es recolectar piel humana, no se dice nada del motivo (aunque en las sinopsis se alude a uno de tipo gastronómico, tan válido como cualquier otro); el alien que encarna la famosa actriz conduce una furgoneta y seduce con frialdad y una técnica previamente aprendida a hombres que son conducidos a diversos enclaves donde acaban siendo sacrificados. No hay ninguna escena de terror extremo, los seducidos entran en una especie de trance y se hunden en un tanque acuoso donde se separa la piel del resto del cuerpo, aparentemente sin demasiado sufrimiento.
La película transcurre en pueblos de Escocia, por lugares sombríos, húmedos, tan cerrados como su habla. La extraterrestre no es más inquietante que la mayoría de sus víctimas, a las que estudia desde su vehículo y selecciona como algunos cazadores a sus presas: hombres-machos y solitarios. Se trata de un proceso cinegético, enseguida establecemos el paralelismo con nuestro trato a los animales y en especial la actitud por la que consideramos que la caza es un deporte o un proceso de control de las especies animales más "dañinas". Como conejos encandilados por un faro, los machos solitarios caen en la red de la bella cazadora, tan distante con nosotros como nosotros lo somos con los ciervos y los elefantes. Pero un día seduce a un muchacho-elefante con neurofibromatosis y lo deja escapar de su encierro. Aquí empieza el proceso de empatía con las víctimas, y su consecuente deriva de cazadora a presa, tanto de los humanos como de sus propios compañeros.
Tras el primer signo de piedad por parte de la alienígena, se nos muestra a través de su aprendizaje la cara oculta y desde luego principal del ser humano, nuestra tendencia a ayudar a los otros y solidarizarnos con los perseguidos, y sobre todo nuestra capacidad para sentir antes de pensar. Una breve historia de pasión erótica dará paso a un final en que las especies se hermanan de nuevo por su lado más oscuro, el de los cazadores y asesinos.
UNDER THE SKIN
2013
Dir.: Jonathan Glazer
* * * * * *
Admitamos
que las cosas que nos aparecen, tanto a Dios como a nosotros, tal y
como aparecen ante Dios y ante nosotros, sean las mismas para él y para
nosotros. Es preciso que haya una unidad de comprensión posible entre
Dios y nosotros, tal y como, entre diferentes hombres, sólo una relación
de comprensión ofrece la posibilidad de reconocer que las cosas que uno ve y las que el otro ve son las mismas.
Pero cómo sería posible una idenficación tal que el espíritu absoluto
supuesto vea las cosas justamente a través de apariciones sensibles,
intercambiadas entre nosotros dentro de una comprensión recíproca, o al
menos unilateral, de la misma manera que nuestros fenómenos podemos
intercambiarlos entre nosotros, que somos hombres (…). Naturalmente, el
espíritu absoluto tendría que tener un cuerpo, a fin de tener una
comprensión recíproca con nosotros; del mismo modo, tendría él también
una dependencia con respecto a los órganos de los sentidos.
Edmund Husserl (1952): Ideen II, § 18 g
viernes, 27 de junio de 2014
viernes, 23 de mayo de 2014
El Ojo y el Espíritu - L'OEil et l'Esprit
De arriba abajo:
Alberto Giacometti: Portrait d'Aimé Maeght, 1960.
Paul Cézanne: La Montagne Sainte-Victoire, v. 1900. Dos planchas (b/n en el encarte original).
Nicolas de Staël: Atelier vert, 1954.
Henri Matisse: Baigneuse aux cheveux longs, 1942
Paul Klee: Park bei Luzern, 1938.
Germaine Richier: La sauterelle, 1945
Auguste Rodin: Femme accroupie, 1882.
Ilustraciones seleccionadas por Merleau-Ponty y nunca incluidas en las traducciones al español. He tomado de referencia esta página.
sábado, 17 de mayo de 2014
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