El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

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martes, 31 de diciembre de 2013

Feliz Año 2014

Epicuro de Samos (341- 270 a C)


"La salud del cuerpo o la tranquilidad del alma, ése es el objetivo de una vida feliz" [Carta a Meneceo]

Quinto Horacio Flaco (65 - 8 a C)


"Vendrás a visitarme cuando tengas ganas de reírte; a mí que estoy gordo y tengo bien cuidado el pellejo, como puerco que soy de la piara de Epicuro" [Epístolas I, 4]

lunes, 23 de diciembre de 2013

La Gran Belleza

Roma de madrugada


Roma por la noche


 Las reuniones con los amigos


El interior de los palacios


Los actos solemnes


La muerte


y los recuerdos






domingo, 22 de diciembre de 2013

El joven Castorp

   Su nombre lo conocíamos incluso antes de acercarnos a estas páginas. Es Hans Castorp, un muchacho de 23 años que habla y piensa como si tuviera 40. Ha subido a un sanatorio suizo en los Alpes con la intención de visitar a su primo enfermo de tuberculosis. Ciertamente, se trata de una inconsciencia, porque está cantado que él también va a contraerla; pero estamos en un año indeterminado antes de la Gran Guerra y estas cosas no se saben. Aún se cree que el único remedio contra la romántica y mortífera enfermedad (además de extremadamente contagiosa) es el aire puro y el frío. Castorp va a quedarse sólo tres semanas, o eso cree. Tiene una imagen romántica de la enfermedad, cree que ennoblece y otorga sabiduría. El locuaz Settembrini le viene a decir que la enfermedad sólo hace que te mueras, de sabiduría nada de nada. Y en efecto, a poco que observa lo que le rodea, Castorp comprenderá que en ese apartadero de los condenados hay ganas de vivir (seguramente, más que en ningún otro sitio) y una angustia que puede rozar la histeria. También comprueba algo curioso: el sanatorio parece fuera del tiempo. Allí las cosas se viven de otra manera. Sea por ejemplo esta mujer rusa, Madame Chauchard, casada pero soltera en la práctica, que reparte el año en distintos sanatorios, y aunque joven lleva una vida al margen de la sociedad. Es como si su vida se hubiera detenido. Está casada, está enferma. Si al menos no diera un portazo cada vez que entra en el comedor... Sus costumbres no tienen nada que ver con las del joven Hans. ¿Por qué le molesta tanto? Una aprendiza de celestina y psicoanalista espontánea le abrirá los ojos o se los dirigirá en la dirección correcta: el joven Castorp se queja tanto de ella porque en realidad está enamorado. El pasaje más gracioso de este amor naciente es aquel en que, después de jugar a mirarla una y otra vez, y tras comprobar que ella se ha dado cuenta de su vigilancia, Castorp soporta dos días en que ella lo ignora, incluso renuncia a dar un portazo al entrar en el comedor. Entonces comprende que es por su causa, que "aquel cambio de la dama estaba relacionado con él" y que "la existencia de una relación entre ellos, aunque fuese bajo una forma negativa, era innegable y, por lo tanto, suficiente".

Thomas Mann: La montaña mágica. Barcelona: Edhasa pocket, 2008, pág. 206.

Internationale Philosophie



Es un sketch de "Monty Python's Fliegender Zirkus" emitido el 18 de diciembre de 1972 en la televisión alemana. Hay más chistes filosóficos de este célebre grupo de cómicos en el largometraje de 1983 El sentido de la vida.

sábado, 14 de diciembre de 2013

René Descartes (1596-1650)


   En su tratado Del método, explica al mundo cómo pasó su juventud y cómo se hizo tan erudito. Los jesuitas se regocijan de haber sido quienes lo educaron. Vivió varios años en Egmont (cerca de La Haya), de donde datan varios de sus libros. Era un hombre demasiado prudente como para llevar la carga de una mujer, pero era un hombre y tenía los deseos y apetitos de un hombre y por eso mantuvo a una mujer buenamoza y saludable que le gustaba y con quien tuvo hijos (creo que dos o tres). Es una pena, pero proveniendo del cerebro de tal padre deberían ser por lo menos bien educados. Era tan eminentemente erudito que todos los hombres ilustrados fueron a visitarlo y muchos le pidieron que les mostrara su colección de instrumentos (en aquellos días el saber matemático tenía mucho que ver con el uso de tales instrumentos y, como lo dice Sir Henry Saville, en hacer trucos). Solía sacar de un cajoncito bajo su escritorio un par de compases con una de las patas quebradas para mostrarlas; y como regla  usaba una hoja de papel doblado. Esto, según Alexander Cooper (hermano de Samuel), el dibujante de Christina, Reina de Suecia, quien también era cercana a Descartes.
   Hobbes solía decir que si Descartes se hubiese dedicado sólo a la geometría, hubiese sido el mejor geómetra del mundo. Hobbes lo admiró mucho pero no podía perdonarle por haber escrito en defensa de la transustanciación, lo cual sabía que estaba en contra de su razón.

John Aubrey (1626-1697): Vidas breves. Santiago de Chile: Eds. Universidad Diego Portales, 2010. Selección y traducción de Natalia Babarovic y Miriam Heard, págs. 76-77.