El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

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lunes, 24 de junio de 2013

Vivir

Hay en realidad dos clases de vida. Hay la que la gente cree que está viviendo y hay la otra vida. Es esta vida la que causa el problema, la que anhelamos ver [I, 4]

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La vida es el tiempo que hace. Son las comidas. Los almuerzos en un mantel azul a cuadros sobre el cual hay sal vertida. El olor a tabaco. Queso brie, manzanas amarillas, cuchillos con mango de madera [I, 5]

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La vida desprecia el conocimiento, le obliga a esperar sentado en la antesala, a esperar fuera [I, 7]


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No hay una vida completa. Hay sólo fragmentos. Hemos nacido para no tener nada, para que todo se nos pierda entre los dedos. Y, sin embargo, esta pérdida, este diluvio de encuentros, luchas, sueños... hay que ser irreflexivo, como una tortuga. Hay que ser resuelto, ciego. Pues cualquier cosa que hagamos, incluso que no hagamos, nos impide hacer la cosa opuesta. Los actos demuelen sus alternativas, he aquí la paradoja. La vida, por tanto, consiste en elecciones, cada cual definitiva y de poca trascendencia, como tirar piedras al mar. Hemos tenido hijos, pensó; nunca podremos no tener hijos. Hemos sido mesurados, jamás sabremos lo que es despilfarrar nuestra vida... [I, 7]

[ James Salter: Años luz. Barcelona: El Aleph, 1999 ]

"Estuve leyendo Light Years a lo largo de toda una noche, y sólo cuando alcé los ojos tras la última página me di cuenta de que había empezado a amanecer" (Antonio Muñoz Molina).

martes, 18 de junio de 2013

Buenos-malos y malos-buenos

   El encuentro con su hermana Agathe supone toda una revolución para el hombre sin cualidades. Su primer cambio importante es de orden moral. En los meses anteriores, los que ha dedicado a buscar un sentido para su vida en diversos órdenes, tanto personales como sociales, ha postulado la necesidad de un "secretariado de la precisión" para la dirección del alma, tomando como referente la exactitud matemática a la que ha dedicado su doctorado; pero ahora, tras la muerte de su padre y a raíz de hondas conversaciones con Agathe, comienza a sentir que esa precisión en los asuntos vitales es una utopía tan abstracta y tan falsa como la comunión espiritual a la que aspiran Diotima y Arnheim. La actitud del platónico Arnheim, cuya participación en la Acción Paralela oculta intereses puramente comerciales, revela una bondad como mínimo dudosa, una bondad de mala manera, o una bondad con resultados despreciables; sin embargo, Agathe, que no duda en falsificar el testamento de su padre para perjudicar a su marido, al que piensa abandonar en cuanto pueda, actúa ciertamente mal, como reconoce su hermano, pero con una justificación si no legal al menos vital, dados quienes son uno y otra, y dadas las leyes del momento.
   Al margen de los malos-malos, una especie humana ciertamente escasa, tanto como la de los buenos-buenos, Ulrich cree reconocer dos tipos mayoritarios, el de los "buenos-malos" (buenos de mala manera) y el de los "malos-buenos" (malos de bien). Los primeros viven en un entorno de conceptos gastados y sin vida (como árboles muertos en los que se posan pájaros rellenos de paja, dice Musil); los segundos pueden actuar mal pero aspiran al bien y sienten la vitalidad de los problemas morales
   Es una vez más la contraposición entre una actitud platónica y otra de tipo nietzscheana. La elección ha de establecerse entre una vida protocolaria y ya hecha que intenta enfundar al sujeto en un traje previamente confeccionado, a riesgo de anestesiarlo en el mejor de los casos, o asfixiarlo en el peor; y otra que no oculta sus contradicciones, pero que aspira a la pureza con aquella parte de su ser aún incorrupta.
[ Vid. HsA, II, cap. 18 ] 

sábado, 15 de junio de 2013

Fábula china

Un mandarín pasó años a la orilla de un río pescando con un alfiler recto en lugar de un gancho. Corrió la voz acerca de este extraño comportamiento hasta que llegó a oídos del emperador, que acudió a verlo. ¿Qué pretendía pescar con semejante anzuelo?, le preguntó el emperador. ¿Qué pescaba? La respuesta fue serena: "A vos, mi emperador."

James Salter: Quemar los días. Barcelona: Salamandra, 2010, pág. 293


domingo, 9 de junio de 2013

La buena educación


Mis padres siempre me educaron con disciplina. Eran muy rigurosos con cosas como el comportamiento en la mesa —«No hables con la boca llena,» «Siéntate recto»—, o con la importancia de ser educados con los demás: decir «buenos días» o «buenas tardes» al encontrarse con otras personas, dar la mano a todo el mundo. Mi padre y mi madre y, para el caso, también mi tío Toni, siempre me han dicho que, al margen del tenis, su principal objetivo era educarme para que fuese una «buena persona». Mi madre dice que si no lo fuera, si me comportase como un niñato malcriado, me seguría queriendo, pero se sentiría muy incómoda viajando por medio mundo para verme jugar. Desde muy pequeño me inculcaron la idea de que hay que tratar con respeto a todo el mundo. Cada vez que nuestro equipo de fútbol perdía un encuentro, mi padre quería que me acercara a los jugadores del equipo rival y los felicitara. Que dijera a cada uno cosas como «Bien hecho, campeón. Muy bien jugado». A mí no me hacía gracia. Me sentía fatal cuando perdíamos y en mi cara debía de leerse que no decía aquellas palabras con sinceridad. Pero sabía que tendría problemas si no hacía lo que me indicaba mi padre y en consecuencia obedecía. Acabé por acostumbrarme y ahora me sale con naturalidad el elogiar a un oponente si me ha derrotado, incluso aunque yo haya ganado, si se lo merece.

Rafael Nadal / John Carlin: Rafa. Mi historia. Barcelona: Urano, 2011, págs. 54-55.

jueves, 6 de junio de 2013

Diálogos con la Bomba


Cuatro tripulantes en la nave Dark Star cumplen con la misión de localizar planetas "inestables" por el Universo y hacerlos estallar. Llevan treinta años en el espacio, aunque sólo han envejecido tres. Están algo desquiciados: uno sólo piensa en disparar y acicalarse, otro no sale de la torreta vigía, un tercero, que entró por accidente en la nave, está ya medio chalado y juega al ratón y al gato con un alien que han recogido en una misión anterior (una especie de balón de playa con garras, inteligente y con bastante mala idea). Han gastado diecinueves bombas en sus misiones anteriores, ahora se encaminan a la número veinte, pero cruzan por una nube de meteoritos y se dañan las comunicaciones del ordenador con la Bomba 20. Cuando la bomba se niega a desactivarse una vez más, después de varias rectificaciones de órdenes a causa de la avería, el encargado de la nave pide consejo al anterior comandante (muerto por un cortocircuito del asiento, ahora se encuentra criogenizado, y se puede hablar con él, aunque está algo lento de reflejos). El comandante le aconseja que "hable con ella", es decir, que recurra a "la fenomenología". Se inicia así el pasaje más descacharrante y filosófico de la película, donde la conexión de nuestros sentidos y nuestra mente con el mundo, tal y como lo hiciera Descartes, es una vez más puesta... en duda.





DARK STAR (1974)
dir.: John Carpenter
guión:  Dan O'Bannon

sábado, 1 de junio de 2013

La mano y el pensamiento

Anaxágoras dice que el hombre es el más inteligente de los animales por el hecho de tener manos. Pero es más razonable decir que posee manos porque es el más inteligente. 

[ Aristóteles: De partibus animalium, IV, 10, 687 a ]