El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

BÚSQUEDA EN EL BLOG

domingo, 23 de junio de 2019

El tiempo de la protesta


   Sinéad O’Connor tenía que haber interpretado "I Believe in You", una canción de la penosa etapa religiosa de Bob Dylan, en el concierto homenaje por sus 30 años de carrera en el Madison Square Garden de Nueva York. Volaba el año 1992, y unos días antes la cantante irlandesa había aparecido en un programa de televisión como invitada musical, montando un buen pollo al cantar a capella la canción "War" de Bob Marley, en la que sustituía algunas palabras a fin de denunciar el abuso a menores por parte de la Iglesia católica. No olvidemos que se trata de una cantante irlandesa, y que en ese tiempo el escándalo no dejaba de crecer ante la pasividad de la jerarquía eclesiástica. Cuando terminó de cantar, mostró ante las cámaras una foto de Juan Pablo II y la rompió.
   Dos semanas después, cuando subió al escenario para homenajear a un Dylan que acababa de cumplir cincuenta años, el público rompió a abuchear a la cantante y ésta no quiso ni comenzar su tema. Volvió a gritar a capella la canción de Bob Marley y se retiró llorando y sin que cesaran los insultos "de los bastardos", como le había dicho al oído Kris Kristofferson. No sabemos qué pasó entre bambalinas; pero Dylan no hizo nada por calmar los ánimos, y sólo apareció al final del concierto como estaba programado, tan hosco y malhumorado como siempre, tal vez algo más. La cantante insultó a mucha gente, incluso al propio Dylan, en esos momentos ya más cerca de Juan Pablo II que de Bob Marley. Cabe suponer que el joven abucheado en Londres por haber cambiado la guitarra acústica por la eléctrica, el inventor del folk-rock, por un lado podría sentirse próximo a la veinteañera vilipendiada por una multitud puritana (en un concierto de homenaje a Bob Dylan, toda una paradoja); pero, por otro lado, Dylan se ha ido haciendo un puritano también. En 1997 llegará a tocar ante 300.000 jóvenes en Bolonia, invitado por el Papa, quien, allí presente, interpreta a su manera el mensaje de "Blowin' in the Wind" parafraseando su letra: "¿Cuántos caminos hay? Hay uno solo: ¡Cristo! ¡Cristo es el camino que el hombre ha de recorrer antes de ser llamado hombre!"
   Al final del concierto de 1992, la cantante irlandesa reapareció con cara de pocos amigos. Se puso a fumar delante del único micrófono que quedaba para un buen número de artistas invitados. No coreaba, no cantaba, apenas intentó unos contrapuntos en "Knockin' On Heaven's Door": su carrera en Estados Unidos parecía acabada. Al año siguiente, Juan Pablo II reconoce los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia americana y ofrece toda su colaboración para perseguir a los culpables.

1 comentario:

yaki dijo...

Hola,
¡Qué voz tiene o tenía esa mujer!
Una entrada informativa para mi que no conocía la historia.
Lamento que se haya convertido al Islam: ¿qué vida la suya!
Y era (o es) tan guapa.