El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

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domingo, 4 de diciembre de 2011

Los sentimientos y la moral del autómata

Robots PLEO
Hasta que una máquina no pueda escribir un soneto o componer un concierto por tener la capacidad de pensar y sentir, y no por la combinación aleatoria de símbolos, no podremos admitir que esa máquina sea igual al cerebro, en el sentido de que no sólo los escriba, sino que sepa que los ha escrito. Ningún mecanismo (y no hablo de una señal artificial, invención simplona) puede sentir placer por sus logros, pena cuando se funden sus válvulas, regocijo por los halagos, depresión por sus errores, atracción sexual, enfado o decepción cuando no consigue lo que quiere.
Geoffrey Jefferson (1949): “La mente del hombre mecánico”

  
Fotograma de la película Robot & Frank (2012)

Si los fabricantes tienen razón en sus afirmaciones más radicales, es decir, que su aparato es un ser pensante, sintiente, sensible, comprensivo, consciente, entonces nuestra compra del aparato nos implicará en responsabilidades morales (…). Sería censurable el simple hecho de poner en marcha el ordenador para satisfacer nuestras necesidades sin tener en cuenta su propia sensibilidad. Eso no sería distinto de maltratar a un esclavo. En general, tendríamos que evitar causarle al ordenador el dolor que los fabricantes alegan que es capaz de sentir. Desconectarlo, o quizás incluso venderlo cuando había llegado a sentirse muy unido a nosotros, nos plantearía problemas morales. 
Roger Penrose (1989): La nueva mente del emperador, cap. 1

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