El profesor Kant es tan regular en sus costumbres que cada día esperamos su paso para poner en hora nuestros relojes. Cruza la calle siempre por esta esquina a las cuatro en punto de la tarde. El resto del universo, en cambio, es irregular, confuso, impredecible. A las cuatro en punto de la tarde a veces brilla un sol violento y a veces es de noche. Hay días en que recién acabamos de cenar y otros en que las cuatro de la tarde llegan inmediatamente después del desayuno. Los peores son esos días de infierno en que las cuatro en punto vuelven una y otra vez, casi a cada momento. Imagínese usted en qué horrible caos viviríamos si no nos informara el profesor Kant, con su paso regular y confiable, cuando están empezando a ser otra vez esas veleidosas cuatro de la tarde
Ana María Shua (2000)
Ana María Shua (1951) |
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