En un famoso ensayo de 1953, titulado "El erizo y la zorra", el filósofo Isaiah Berlin estableció una dicotomía o un dualismo (división de un conjunto en dos mitades) en la persona y hasta en la humanidad, que separó en dos tipos: el erizo y la zorra. En su prólogo a esta obra, Mario Vargas Llosa resume su teoría:
"Entre los fragmentos conservados del poeta griego Arquíloco, uno dice: 'Muchas cosas sabe la zorra, pero el erizo sabe una sola, y grande'. La fórmula según Isaiah Berlin, puede servir para diferenciar dos clases de pensadores, de artistas, de seres humanos en general: aquellos que poseen una visión central, sistematizada, de la vida, un principio ordenador en función del cual tienen sentido y se ensamblan los acontecimientos históricos y los menudos sucesos individuales, la persona y la sociedad, y aquellos que tienen una visión dispersa y múltiple de la realidad y de los hombres, que no integran lo que existe en una explicación u orden coherente pues perciben el mundo como una compleja diversidad en la que, aunque los hechos particulares gocen de sentido y coherencia, el todo es tumultuoso, contradictorio, inapresable. Dante, Platón, Hegel, Dostoievski, Nietzsche, Proust fueron, según Berlin, erizos. Y zorras: Shakespeare, Aristóteles, Montaigne, Molière, Goethe, Balzac, Joyce."
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