El más grande enemigo del hombre es el hombre mismo, que por instigación del diablo está siempre dispuesto a causar daño, a ser el verdugo de su prójimo, a convertirse en un lobo o en un demonio para él: homo homini lupus; homo homini daemon. Todos somos hermanos en Cristo, o al menos hemos de ser miembros de un solo cuerpo, siervos de un solo Dios, y sin embargo, ni el propio demonio es capaz de atormentar, insultar o tiranizar como puede hacerlo un hombre con su semejante.
Robert Burton (1621): Anatomía de la melancolía
Robert Burton (1577-1640) |
1 comentario:
Muy diciente esta publicación de Burton. Hay un paralelismo entre lobo, demonio y hombre. Se entendería demonio en el sentido de espíritu malo. Aunque el espiritismo dice que hay espíritus buenos y malos. Entonces se estaría hablando de los hombres como espíritus malos.
Publicar un comentario