Matemática: Los objetos matemáticos son lo que el pensamiento discursivo (dianoia) del alma se siente impulsada a investigar con ayuda de las percepciones de los objetos que a su vez son imitadas en el primer segmento del símil de la línea en forma de representaciones. Para ello parte de hipótesis, o de simples supuestos, como las ideas de “triángulo”, “número”, “par” e “impar”, etc., y utilizando estos supuestos como si los conociera, es decir, como si fueran verdaderos y ya conocidos, marcha haciendo deducciones hasta llegar a sus conclusiones.
El geómetra parte de representaciones visibles para llegar a conclusiones generales, formales, abstractas, universales e ideales. Se vale de diagramas y de imágenes, de representaciones particulares, para explicar sus conclusiones, que al final son independientes de tales figuras individuales y sirven para el conocimiento general de las figuras geométricas, pues se aplican a una multitud de casos. Si se tomaran esas conclusiones generales en relación a un principio filosófico y lógico, veríamos que son coherentes e inteligibles; pero el matemático no llega a realizar esta tarea, que Platón encarga al dialéctico o filósofo.
Para Platón, la matemática tiene dos defectos: a) se ayuda de imágenes, aunque sólo sea a modo de muletas para la imaginación; y b) tiene que recurrir a una serie de nociones que aún no han sido definidas, así como a postulados que tampoco han sido probados, antes de llegar a sus conclusiones. Estas conclusiones son correctas y verdaderas si se las entiende junto a una idea global de la realidad; pero la matemática no es capaz de entender la unidad que afecta a todo el mundo inteligible.
Dialéctica: La inteligencia (noûs) es la facultad dialéctica o la facultad del alma que estudia las Ideas. Procede mediante el razonamiento abstracto, investiga los primeros principios, las Ideas o Formas del mundo inteligible. A diferencia de la matemática no postula como hipótesis o simples supuestos ninguna noción, sino que capta directamente, como principios, las Ideas en cuanto verdaderas hipótesis o puntos de apoyo, como verdaderos supuestos (es decir, en cuanto algo sub-puesto, que está debajo, sosteniendo como fundamento al conocimiento) que nos encaminan hacia un principio que es el Primer Principio, la Idea de Bien, el principio supremo y último. La symploké es la capacidad de entrelazar entre sí a las Ideas en relación con la Idea de Bien. Las Ideas a las que en más ocasiones se refiere Platón, son por ejemplo lo Uno y lo Múltiple; lo Grande y lo Pequeño; el Ser, la Mismidad, la Diferencia, la Semejanza y la Desemejanza, el Número, etc.
La Idea de Bien es trascendente, esto quiere decir que no es equiparable a la Verdad o al Ser, sino que es fuente de ambas, del Ser y la Verdad. Por eso en el “símil del Sol” no acepta que el Bien sea igual a Inteligencia, ni puede dar una definición simple del Bien, porque está más allá de la esencia y la definición, en cuanto es fuente del conocimiento, de la verdad, la esencia y en definitiva del ser de todas las Ideas.
Para realizar estos apuntes me ha sido muy útil el libro de A. E, Taylor sobre Platón editado en Tecnos en 2005, se trata de un estudio especialmente recomendable para comprender los temas que se deben aclarar en los textos de este autor seleccionados para la PAU.
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