Me dirán que ciertamente nada es más fácil para mí que imaginar árboles, por ejemplo en un parque; o libros existiendo en una biblioteca, sin nadie cerca para percibirlos. Respondo que sí, que pueden hacerlo, no hay dificultad en ello; pero pregunto por mi parte, ¿de qué se trata entonces, sino de formar en sus mentes ciertas ideas a las que llaman libros y árboles, omitiendo formar al mismo tiempo la idea de alguien que los perciba? ¿Acaso no las perciben o piensan en ellas mientras tanto? (…). Cuando nos esforzamos al máximo por concebir la existencia de los cuerpos externos, en todo momento estamos contemplando nuestras propias ideas.
George Berkeley (1710): Los principios del conocimiento humano, I, § 23
George Berkeley (1685-1753) |
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